Las gafas moradas se articulan con las finanzas éticas

La perspectiva de género tiene una mirada fuerte. Directa. Fortalece, sobre todo, la perspectiva crítica que era el objetivo principal de la mesa redonda virtual “Economía social y solidaria: Finanzas éticas y perspectiva de género para transformar el mundo”, organizada por Finantzaz Haratago, el pasado lunes 5 de octubre de 2020, Día de la Educación Financiera.

Las dos protagonistas del foro fueron Cristina de la Cruz, de la Universidad de Deusto, y Zaloa Pérez, de REAS Euskadi-Ekosolfem. Ellas valoraron positivamente el espacio de pensamiento, reflexión y acción colectiva sobre la relación que puede existir entre las finanzas éticas y la perspectiva de género. La invitación era a pensar en otras claves.

¿Cuáles claves? La primera línea roja es alejarnos del capitalismo, ya que la propuesta es poner la vida en el centro. Y en el caso que nos interesa, la vida de las mujeres desde la economía social y solidaria, viendo la incidencia que las finanzas tienen en la vida de las féminas, porque desde 2014 se ha llamado la atención sobre el hecho de que las finanzas generan la mayor exclusión en Europa.

Acecha la vulnerabilidad

El proceso de exclusión se vive con las distintas dificultades en al acceso, uso y servicios financieros. En este contexto real, las mujeres están consideradas como un colectivo altamente vulnerable. Cristina dice que las razones de por qué sucede esto no han sido analizadas con la debida seriedad. “Apenas se ha estudiado lo que podría ser la fuente de discriminación para las mujeres y de subordinación respecto al resto de la población”.

El dato más conocido es el porcentaje de mujeres en los consejos de administración, el cual se obtiene por las leyes que lo regulan y velan por el cumplimiento. Aunque podría ser más completo si estudiara, por ejemplo, la presencia de mujeres negras a nivel de dirección. Otro ángulo que abre una línea de investigación desafiante. Sin embargo, a Cristina lo que más le interesa es ver a las mujeres como consumidoras, usuarias, y la alta vulnerabilidad que viven, relacionada con la alfabetización financiera y la digital.

Al faltar el ABC de las finanzas, “las mujeres sufrimos exclusión sistemática de la economía real”, sostiene Cristina. Una cifra para reforzar el argumento: el Banco Mundial, en 2009, informó que el 42% de las mujeres no disponían de una cuenta bancaria. Un hecho muy en consonancia con la visión del sistema bancario tradicional, donde el mayor grupo sin atender son las mujeres. Tampoco sobresalen en los proyectos emprendedores, en estos se ha detectado “desigualdad de trato”, revela Cristina.

Falla el sistema

La catedrática universitaria, antes de finalizar su participación en la mesa virtual, quiso dejar clara su postura: “no es que las mujeres deban tener un trato especial, sino que tenemos que ver las fallas del sistema”. E invitó a pensar desde un marco diferente, es decir, desde las Finanzas Éticas. Y si estamos pensando en la transformación, entonces, el proceso “pasa por la inclusión de la visión feminista”.

El desafío de articular el feminismo y la economía solidaria lo vive Zaloa Pérez, de REAS Euskadi-Ekosolfem. La misma crisis del COVID-19 la reafirmó en su línea de crear alternativas, sin ocultar las tensiones que ha traído la historia al movimiento social. “Estamos construyendo”, anuncia. ¿Su meta? Reformular la economía al servicio de la sostenibilidad de la vida incorporando temas del feminismo económico, como la división sexual del trabajo, la crisis de los cuidados,…

“Es un verdadero laboratorio para resolver las necesidades prácticas de las mujeres, transformando nuestras mismas organizaciones”, indica Zaloa. Paso a paso van encontrando la fórmula de construir “algo” que no pivote alrededor de los mercados sin olvidar que hay que ganarse la vida, el sustento diario. La pregunta que siempre ronda su cabeza es: ¿los bienes y servicios cubren el buen vivir o estamos mercantilizando la vida?

Poniendo los pies en la tierra

“El paradigma de la sostenibilidad de la vida no es fácil de operativizar. Aterrizarlo en la tierra”, acepta Zaloa, cuya organización lleva más de cuatro años en un proceso de formación, producción literaria, jornadas de reflexión, comunicados, elaboración de protocolos hasta para las reuniones de trabajo y, muy pronto, darán a conocer la nueva Carta de Principios de la Economía Solidaria con el aporte de la economía feminista.

Las diferentes organizaciones del movimiento social verán con interés la Carta, ya que las mujeres son el 70% de la base social de la economía solidaria. Mujeres que desean una participación de calidad, más allá de las cuotas. “Un reto bonito para ir pensando”, concluye Cristina.


Puedes ver la mesa redonda completa en este vídeo:

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Enlaces

REAS Euskadi: https://www.reasred.org/reas-euskadi